La herencia agrícola, una oportunidad de negocio.

Con poco más de un año de vida, el proyecto Finca Machinda cuenta con una producción ecológica en una extensión total de 21 hectáreas, distribuidas en siete fincas de distintos municipios de Lanzarote. La principal se encuentra en Tao. Originariamente, perteneció a los padres de uno de los socios fundadores del proyecto, Alexis Betancor, que, con el apoyo de su mujer, ha cogido el relevo generacional con la firme intención de fomentar el valor de la agricultura y los agricultores, como fueron sus padres, así como retomar la forma de producción tradicional de la Isla, basada en el cultivo ecológico, al tiempo que contribuye a mantener el paisaje lanzaroteño con la recuperación de terrenos heredados.

Alexis Betancor recuerda que los agricultores fueron tradicionalmente “maltratados”. La figura del intermediario restaba además valor a la producción y difuminaba la figura de estos “sacrificados” productores. “Ellos no sabían muchas veces ni lo que podría llegar a costar su producción”, señala. “El producto pasaba por tantas manos que al agricultor no le llegaba ni para las uvas y, en ocasiones, ni se cobraba”, añade Natividad Cabrera, la madre de Alexis, que visita a diario la finca familiar a la que le gusta llevar, en sus paseos, su escardillo para limpiar los terrenos de malas hierbas. No ve con buenos ojos que su hijo se haya embarcado en este proyecto. El sacrificio que representa y lo mucho que ha invertido para que sus hijos tuvieran un futuro “mejor”, lejos del campo, no casa con este proyecto de retomar la forma de cultivo agrícola tradicional que promueve Finca Machinda. “Lanzarote toda la vida fue ecológica”, defiende Alexis, para explicar la tradición agraria de la Isla.

Curiosamente, tanto Alexis Betancor como su socio, José Martínez, provienen del sector empresarial. Han visto en el regreso a las raíces una oportunidad de negocio y la mejor forma de devolver el esfuerzo que sus mayores hicieron para que pudieran optar por esa otra vida. “Es un reconocimiento a esos abuelos y padres que nos dieron la oportunidad de mejorar gracias al campo”, señala el también empresario e ingeniero industrial.

En su carta de presentación, los fundadores de Finca Machinda sostienen que “se crea en octubre de 2018 con el objetivo de formar una empresa agraria de producción de frutas y hortalizas ecológicas para el consumo local. Surge con el firme convencimiento de compromiso social y ambiental y de la necesidad de devolver a la agricultura de la Isla su importancia como actividad profesional, ya que, gracias a ésta y a los sacrificados agricultores, se ha conformado el paisaje insular, que en la actualidad es el mayor atractivo turístico, junto con los Centros”.

“Con este proyecto se pretende recuperar parte de esas fincas que habían sido heredadas para finalmente ofrecer una producción en el mercado responsable, saludable y a buen precio”

Hasta el momento, la comercialización de los productos agrícolas producidos por Finca Machinda ha estado principalmente dirigida a restauradores locales implicados con el consumo responsable, a una cocina elaborada para la que se eligen productos de calidad. Así, entre sus clientes están el restaurante Kentia Gourmet Club, el hotel boutique La Isla y El Mar, ambos en Puerto del Carmen, o las Villas Kamezí de Playa Blanca, que recientemente han abierto un mercado-restaurante donde el propio cliente puede adquirir los productos de los que disfruta en su carta.

La intención final de Finca Machinda es conseguir que los propios lanzaroteños compartan su proyecto, hacerles partícipes de la idea de consumo responsable, basado en la “protección de la tierra y la salud”, usando productos no agresivos en los cultivos. La sociedad también prevé llevar a cabo visitas guiadas para reducidos grupos de amantes de la agricultura ecológica, así como venta directa de productos, prescindiendo de la figura del intermediario, en varios puntos de recogida, como el espacio empresarial Magma de Arrecife, en puntos de Costa Teguise o en la propia finca de Tao, los miércoles por la tarde.

Los fundadores del proyecto apuestan también por la conservación y mantenimiento del paisaje tradicional y recuerdan al consumidor que “al elegir productos provenientes de Finca Machinda, colaboran directamente con el sector primario, favoreciendo la conservación y mantenimiento del paisaje de Lanzarote”. Al respecto, Alexis Betancor recuerda que Finca Machinda nace con la firme intención de “poner en valor el campo lanzaroteño, reconocer esta labor agrícola y conectarla con el turismo”. En definitiva, ofrecer al visitante “algo más que sol y playa”, en referencia al paisaje, “tanto el esculpido por la naturaleza, por la acción de los volcanes, como el que creó el agricultor isleño, transformando los terrenos”, añade.

“Hubo una época en la que la agricultura fue el principal motor de la Isla, pero a partir de los años setenta empezó el receso y muchos terrenos quedaron en el abandono”, comenta Alexis Betancor, que insiste en que su proyecto “pretende recuperar parte de esas fincas que habían sido heredadas y ofrecer al mercado una producción responsable, saludable y a buen precio”. El empresario comenta que es su intención desterrar el concepto caro, asociado a lo ecológico: “Esto se consigue abaratando, entre otros costes, los gastos de distribución y transporte, un concepto denominado kilómetro cero, que ofrece al consumidor productos de cercanía”.

El proyecto agrícola ha contado para su desarrollo con el asesoramiento de un técnico agrícola y de la propia plantilla, con el responsable de producción al frente, Julián Pérez, vinculado desde siempre a la agricultura.

Finca Machinda produce más de medio centenar de variedades de verduras y hortalizas y apuesta, en la actualidad, por ampliar la oferta de frutas, para lo que se ha destinado un terreno en Mácher a árboles frutales, que se espera que den sus primeros frutos en un par de años,  si bien, ya se han sacado al mercado papayas y fresas ecológicas, de “intenso sabor y dulzor”, como han dado cuenta los participantes en las visitas guiadas. Asimismo, se dispone de parras de variedad moscatel y se han inscrito en el proyecto Un futuro sostenible para La Geria, liderado y financiado por TUI Care Foundation y cofinanciado por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de Lanzarote, para la recuperación de viñas abandonadas en La Geria a las que aplicar el cultivo ecológico.

Los socios se muestran muy esperanzados en la progresión de su proyecto. Hasta el momento, aseguran, “se vende todo lo que se produce”, indicando que, si no se cultiva más, es por la falta de agua agrícola en la Isla. El proyecto está abierto, además, a la integración de nuevas fincas y sus fundadores no descartan la posibilidad de contar, en un futuro, con una cooperativa de productores.

El problema del agua

El principal obstáculo es la carencia de agua para la producción agrícola en la Isla: “En Finca Machinda sólo se riega con agua procedente de los procesos de desalación y se estabiliza previamente en los aljibes propios de las fincas. No se emplea agua depurada”, subrayan los fundadores del proyecto.

La finca cuenta con tres aljibes, pero la carencia de lluvias impide contar con reservas. No queda más remedio que hacer uso de la misma fuente que el resto de la población, la distribución del suministro que realiza Canal Gestión: Sin embargo, los socios dicen que se están poniendo muchos reparos para distribuir agua agrícola: “Es la misma que la de consumo, pero tiene una tarifa más económica”. Para hacer uso de la misma, deben realizar una conexión a 200 metros de los terrenos donde se encuentran los cultivos, mediante una infraestructura que supone una inversión de 20.000 euros, lo que convierte en “inviable” esta posibilidad, señala Alexis Betancor.

El empresario habla también de la dificultad para acceder a las ayudas del Gobierno de Canarias para este tipo de infraestructura, por la “discriminación” a la que están sometidas las islas no capitalinas. “Las bases de estas subvenciones están hechas para islas capitalinas, para fincas grandes, dado que para poder presentar la solicitud hay que contar con más de 50 hectáreas, lo que equivale a 50 campos de fútbol. No parece que estén orientadas a nuestro tipo de fincas”, añade, en referencia a los terrenos con los que cuenta la firma ecológica lanzaroteña, que no supera las 2,5 hectáreas en producción en cada una de sus fincas. La forma de producción que se propone en esas bases es también totalmente distinta a la lanzaroteña, por lo que los empresarios isleños vuelven a darse de bruces contra una muralla administrativa.

Medio ambiente

El proyecto Finca Machinda se desarrolla siguiendo un “compromiso ambiental empresarial, vinculado a los valores naturales de la isla de Lanzarote”, sostienen sus fundadores. La producción se realiza en base al calendario de plantación acorde al clima de la Isla. Como meta, se plantean “no producir residuos” procedentes del funcionamiento diario de la actividad agrícola, siempre que sea posible, para lo que generan su propio compost. Utilizan dos vermicomposteras con lombrices, que les permiten generar una parte importante del abono que es utilizado y que “mejora la materia orgánica” de un suelo originariamente empobrecido. También aprovechan los lixiviados generados como fertilizante natural, métodos con los que logran que el fruto regrese de nuevo a la tierra que lo vio nacer para mejorar la calidad de los cultivos.

Fuente: María José Lahora, 20 de Febrero de 2020. Artículo de prensa en Diario de Lanzarote: 'La herencia agrícola, una oportunidad de negocio'.

https://www.diariodelanzarote.com/noticia/la-herencia-agr%C3%ADcola-una-oportunidad-de-negocio?fbclid=IwAR0GoeppIp5wY3lskIbxvDCHt7uarYcnmm7sMemj5STcz1Z1__V19DgdADE

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